Caídas, golpes, o el ataque de
un animal, pueden causar lesiones en la piel como raspaduras, arañazos o
laceraciones, cuya gravedad depende de su tamaño y profundidad. Evita que se
infecten siguiendo estos consejos.
Raspaduras, arañazos,
laceraciones… son diferentes tipos de lesiones en la piel y varían en gravedad
según su tamaño y profundidad. Las caídas y los golpes que lesionan la
piel son muy habituales, y especialmente en los niños es frecuente ver heridas
en proceso de cicatrización en rodillas y codos. Por norma general estas heridas
no son graves, pero aunque sanen por sí mismas es conveniente saber qué hay que
hacer y qué no hay que hacer para favorecer la curación natural.
Las raspaduras, laceraciones y
arañazos se caracterizan por:
• Raspaduras o raspones: son heridas superficiales causadas
por roces y que normalmente arrancan solamente las capas superficiales, aunque
si son intensos pueden llegar a las capas profundas.
• Cortaduras o laceraciones: son rupturas en la piel
causadas normalmente por objetos afilados o puntiagudos. Dependiendo del tipo
de objeto y la fuerza aplicada pueden llegar a ser bastante profundas, e
incluso llegar a afectar tejido muscular y nervioso.
Arañazos: estas heridas se caracterizan por ser alargadas
y estrechas y, a diferencia de los cortes, no son muy profundas. No obstante,
también hay que tener cuidado porque son susceptibles a infecciones,
especialmente si han sido provocados por un animal.
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