domingo, 23 de agosto de 2015

Rasguños superficiales

Caídas, golpes, o el ataque de un animal, pueden causar lesiones en la piel como raspaduras, arañazos o laceraciones, cuya gravedad depende de su tamaño y profundidad. Evita que se infecten siguiendo estos consejos.

Raspaduras, arañazos, laceraciones… son diferentes tipos de lesiones en la piel y varían en gravedad según su tamaño y profundidad.  Las caídas y los golpes que lesionan la piel son muy habituales, y especialmente en los niños es frecuente ver heridas en proceso de cicatrización en rodillas y codos. Por norma general estas heridas no son graves, pero aunque sanen por sí mismas es conveniente saber qué hay que hacer y qué no hay que hacer para favorecer la curación natural.



Las raspaduras, laceraciones y arañazos se caracterizan por:
                  Raspaduras o raspones: son heridas superficiales causadas por roces y que normalmente arrancan solamente las capas superficiales, aunque si son intensos pueden llegar a las capas profundas.
                  Cortaduras o laceraciones: son rupturas en la piel causadas normalmente por objetos afilados o puntiagudos. Dependiendo del tipo de objeto y la fuerza aplicada pueden llegar a ser bastante profundas, e incluso llegar a afectar tejido muscular y nervioso.

                  Arañazos: estas heridas se caracterizan por ser alargadas y estrechas y, a diferencia de los cortes, no son muy profundas. No obstante, también hay que tener cuidado porque son susceptibles a infecciones, especialmente si han sido provocados por un animal.


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